Lo primero, lo primero...
Siempre hemos oído decir que el desayuno no nos lo debemos saltar. Es cierto. Venimos de mínimo 8 horas de sueño y nuestro cuerpo necesita energía para empezar el día. Tenemos por delante unas cuantas horas de trabajo, carreras, idas y venidas, actividades extraescolares y, por supuesto, nuestra media hora mínima de entrenamiento.
Yo necesito levantarme e ir directamente a la cocina. Si no desayuno mi cabeza se queja, empieza a dolerme y ya es difícil deshacerme del dolor en casi todo el día. Así que, ya sea en fin de semana o entre semana, me tomo mi tiempo.
Entre semana no me esmero tanto en preparar mi desayuno, pero todos los días tomo lo mismo: un kiwi, a veces también una naranja, un par de tostadas de pan de centeno o de un pan de nueces que compro en Mercadona con aceite, y un café con leche desnatada. Lo preparo todo y me siento a disfrutar de él leyendo el periódico, repasando mi correo o actualizando mi instagram.
Los fines de semana me levanto antes de que nadie de señales de vida en casa. Y este es claramente mi momento de tranquilidad. Aquí la cosa se amplía un poquito. A todo lo que desayuno entre semana le añado un par de huevos revueltos, a veces un poco de pavo y algo de queso fresco y aguacate. El aguacate es algo que me encanta añadir a mis comidas. En el desayuno lo pongo en el pan, lo añado a mis ensaladas...me parece un ingrediente del que no hay que prescindir, y es más sano que lo que pensábamos.
Os dejo unos ejemplos. Siempre tomo fruta, fundamental para mi que soy poco fan de la fruta de invierno. Los hidratos de carbono los pone el pan, de centeno, multicereales y a veces blanco. Añade proteínas en forma de huevo en cualquier variedad; tortilla, huevo cocido, a la plancha, o también jamón o pavo. La leche también es fuente de proteínas, como el yogur, el queso...tienes muchas opciones. Y un poquito de grasa con el aguacate. Así tienes un desayuno equilibrado en proteínas, hidratos y grasas.

Así que disfruto del desayuno, ¡vaya si disfruto!. Puedo estar sentada desayunando durante media hora mínimo. Y es que ese momento de silencio, leyendo, y desayunando tranquilamente me da energía y tiempo para pensar en cómo arreglar mi mundo.
¿Disfrutamos juntos de la aventura de desayunar?