Hay días

Recuerdo hace ya algún tiempo haber leído en el estado de whatsapp de alguien la frase "Hay días". Entonces pregunté que qué significaba...simplemente el título de una canción.

Mi vida está llena de esos "hay días". Siempre los hay buenos y también los hay malos. De los primeros disfruto, me lleno los pulmones de cada segundo de esos días, los exprimo y creo mis recuerdos, como en esa película infantil "Inside Out". Los segundos también tienen su hueco en mi vida, llegan, se instalan durante 24 largas horas y, si tengo suerte, se quedan en eso, en 24 horas.

Esos son los días en los que te das cuenta que tu vida va por un camino que no era el que tu habrías pensado, que aquello que tanto quieres no es para ti o que si pusieses un circo te crecerían los enanos.

Los días así no se los puede saltar nadie. La solución perfecta sería cerrar los ojos, meterte debajo del edredón y dejar que pasasen, o bien adelantar las manecillas del reloj para que pase cuánto antes. Ninguna de las dos opciones son posibles.

Cuando se acumulan en la semana algunos de estos días tengo una receta que funciona para hacerlo todo más llevadero. Mi receta es:

· Cuando te despiertes trae a tu cabeza un recuerdo bonito, alguna situación que hayas vivido, una de esas que te dejan mirando al infinito y hace que sonrías. Una vez tengas la sonrisa en la cara sal de la cama con ella.

· Prepárate un buen desayuno. Un desayuno sin prisas. Que tenga de todo; una buena dosis de vitaminas en forma de zumo, las proteínas de un huevo revuelto y los hidratos de carbono de una tostada de pan de centeno. Y no olvides un buen café. Siéntate y disfruta de ese momento.

· Y ¿a que no te puedes ni imaginar que es lo que tienes que hacer luego? Prepara tu bolsa, mete todo lo que necesitas, coge las llaves y vete al gimnasio. Allí vas a encontrar un montón de aliados que harán que dejes de pensar por un momento y hagas un paréntesis que, si tienes suerte y te agotas, ya puede durarte todo el día.

Créeme, no hay nada como calzarte las zapatillas y correr unos cuántos kilómetros quitapenas; preparar todo lo que necesitas para hacer tu tabla de pierna, de abdomen o de brazo, controlando los tiempos, los pesos y contando repeticiones; vendarte las manos, ponerte los guantes y dar todo lo que tienes delante de un saco o de unas manoplas, tres minutos contra uno de descanso.

Una vez acabes lo verás todo de otra forma. No hay nada como una buena dosis de sudor y de serotonina para coger fuerzas para que esos "hay días" al menos te hagan aprender.

Así es la vida...una aventura



¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar